domingo, 30 de agosto de 2009

Oscar Martinez en China


26-08-2009 Diario de viaje
Breves consideraciones sobre China
El Dr. Oscar Martínez escribe desde la República Popula China, donde se encuentra en estos días, invitado por el Ministerio de Comercio de ese país. Este diario de viaje, del cual esta es la primera entrega, es una invitación a conocer ese país, tan lejano y a la vez tan importante para esa Argentina y esa Santa Fe, que miran hacia el futuro con deseos y esperanzas.
Por Cachi, desde Beijing, martes 25 de Agosto de 2009.- De todas las grandes civilizaciones existentes, la de China es la que tiene sus fundamentos más distantes respecto de Occidente. Menos que la civilización hindú y por supuesto, mucho menos que la civilización árabe musulmán.
En el siglo XVI los portugueses hicieron sus primeros desembarcos en las costas de China y Japón y se encontraron con una civilización esencialmente extraña a sus costumbres y cultura. Esta enorme distancia cultural se ha mantenido en gran medida hasta nuestros días no obstante el contacto producido con occidente durante la modernidad y el escenario actual de globalización.
Durante la modernidad se produjeron dos encuentros sucesivos; el primero tuvo lugar en los siglos XVI y XVII y despertó en los pueblos del Lejano Oriente una extraña mezcla de sensaciones entre preocupación, fascinación y repulsa. Sin embargo esto fue cambiando poco a poco debido a los intereses y planes políticos y económicos de los visitantes y fue así que los japoneses expulsaron a los occidentales en el siglo XVII y los chinos lo hicieron en el siglo XVIII.
La expulsión fue posible porque las diferencias tecnológicas no eran tan importantes. Cuando los occidentales reaparecieron, el peso de la balanza tecnológico-militar se encontraba inclinado hacia el lado de aquellos, en función que los pueblos europeos habían efectuado la revolución industrial. Estas circunstancias obligaron al Extremo Oriente a acoger a los occidentales aceptando sus reglas de juego y quedando expuestos a sus influencias culturales.
Sin embargo en el siglo XIX la adopción de una tecnología foránea abrumadoramente superior pareció a los estadistas asiáticos que era un riesgo legítimo a la vez que una imperiosa necesidad, siendo ésta la explicación por la que tomaron un trozo de la cultura occidental. Así estos pueblos han abandonado su milenario ostracismo abriéndose al mundo e incluso lanzándose hacia el mismo, conquistando mercados y convirtiéndose paulatinamente en protagonistas de importancia estratégica en los asuntos políticos mundiales.
Una cosa clara es que estos pueblos han encontrado un punto de equilibrio entre el mantenimiento de su identidad y el goce de la tecnología moderna y la incorporación al escenario global como agentes activos de gran importancia política y económica.
El espacio nacional sigue estando claramente ligado en China al concepto de cultura. Cultura y civilización se tratan como términos unidos a los conceptos de territorialidad pero existen en la China actual dos líneas de movimiento que conviven. La centralidad que se asienta en la orientación continental y la reorientación marítima de no más de veinte años que compite a partir de la apertura del régimen. Sin embargo como lo observa Huntington, chinos son los que comparten la misma raza, sangre y cultura. Ellos dirían: Id a miraos en el espejo, es la recomendación que los chinos ordenados a Beijing hacen a los que con ascendencia china intentan asimilarse a sociedades extranjeras.
Esta concepción ha fortalecido el entendimiento estratégico entre China, Rusia (Asia Continental) y la India, y es en este plano que debemos entender la importancia estratégica a nivel global de la conformación del Bloque BRIC, integrado por Brasil (como representante de Latinoamérica) Rusia, India y China.
No hay dudas de que China está funcionando hoy como un repolarizador del sistema político internacional. Y todo indica que dicha función se va a ir profundizando con el paso del tiempo. El incremento de su capacidad tecnológica y su solidez financiera es un hecho que favorece claramente la potenciación de su liderazgo regional.
Sin embargo este país posee aún algunos desafíos que no pueden dejar de señalarse, tales como la tensión entre el gobierno central y los gobiernos locales, la tensión entre partido y gobierno, el crecimiento de la diversidad y la pluralidad de intereses a partir de su apertura y por ultimo el diálogo entre la China central y la China costera de características mas abiertas. Pero estos desafíos conviven con profundas convicciones perennes como es un profundo nacionalismo y un respeto por los ancianos, la tradición y la cultura.
Estas circunstancias descriptas ponen a la Argentina y a Latinoamérica en una posición expectante, y le permiten tener un reconocimiento en el orden internacional que puede sacarlas de su situación periférica. Sin duda alguna ello es así y en esta suerte de juego internacional se intuye que nosotros somos parte del tablero. Esto constituye una oportunidad que, con inteligencia, y en defensa de nuestros intereses nacionales, debiéramos considerar con suficiente responsabilidad.